martes, 4 de mayo de 2010

¿Existe la Justicia?



¿Existe la Justicia?
El caso de Remedios García Albert

Carlos Tena
Kaosenlared


Incluso la propia CIA, el FBI o la Interpol, se niegan a dar credibilidad a la policía colombiana, concediendo un prestigio similar a su presidente, Álvaro Uribe, a quien la Confederación Sindical Internacional, que agrupa a cientos de organizaciones de trabajadores de medio mundo y representa a más de 178 millones de personas, acaba de solicitarle que se atreva a abrir una investigación sobre la mayor fosa común de América Latina (La Macarena), y ponga fin a la impunidad de sus responsables. No lo hará. Uribe, como buen asesino, esconde sus miles de pruebas en forma de esqueletos.

http://www.ituc-csi.org/IMG/pdf/Fosa_comun_en_La_Macarena_Colombia.pdf

El presidente colombiano goza desde hace más de 20 años de una merecida fama como narcotraficante, al igual que su no menos sospechoso ejército y policía (primos hermanos de los que han consagrado a Porfirio Lobo en Honduras), pero además, tiene el suficiente crédito como para que el juez Garzón se atreviera a procesar a la ciudadana Remedios García Albert, pacifista y defensora de los derechos humanos, cuyo trabajo por la paz en aquel castigado país, han merecido el elogio de diversos organismos internacionales, de la propia senadora Piedad Córdoba (a quien también Uribe intenta criminalizar), de Jaime Ballesteros, presidente de Ospaal (Organización Solidaria con los Pueblos de Asia, África y Latinoamérica) y de miles de colombianos que siguen combatiendo con las armas de la palabra por un estado de derecho. Y aunque el caso se halle actualmente en manos del juez Velasco, mis palabras valen para ambos ¿expertos?, porque son hermanos de la misma camada.

http://www.nodo50.org/plataformabolivariana/Opinion/UnNarcotraficante.htm

¿Fue lógica, en justicia, o manifiestamente aberrante aquella decisión? Garzón, tan exquisito y preciso, tan preocupado por la señora invidente que sostiene una balanza, se encogió ante un mandatario con un curriculum impresionante, como criminal, narcotraficante y genocida, que a su vez envía pretendidas pruebas, sacadas de un ordenador manipulado mil veces, para incriminar a personas cuya actividad es la contraria de la que practica ese presidente: el cumplimiento de los derechos humanos.

¿Saben Garzón y Velasco, el significado de esos derechos? ¿Sospecharían ambos (si desde Interior les hubieran mandado las fotos) del ex presidente del Congreso, Federico Trillo, de los dirigentes de la CEOE o la entonces plana mayor de la Comunidad Valenciana, sonriendo al lado de uno de los máximos jefes de las FARC, lamentablemente asesinado, como Raúl Reyes? ¿Procesarían a alguno de ellos si les remitieran pruebas, como las que dicen incriminan a la ciudadana García Albert?

Naciones Unidas denunció hace escasas semanas, por enésima vez consecutiva, a través de su comisión de Derechos Humanos, la pésima situación en aquella nación y la falta de libertades de sus ciudadanos, en la que se incumplen diariamente, como en la propia España, prerrogativas tan elementales como el habeas corpus o el trato digno en caso de ser detenido. Colombia (y los jueces lo saben) es un país gobernado por el crimen, donde siguen muriendo asesinados miles de personas a manos de las bandas paramilitares (que forman a su vez efectivos del ejército y la policía), entre las que hay periodistas, sindicalistas, médicos, abogados y estudiantes.

¿Acaso Garzón y Velasco no dan crédito a Salvatore Mancuso, sobre la connivencia del todo el aparato gubernamental de Uribe, con el terrorismo de estado? Parece que sus colegas de EEUU sí están atentos a las revelaciones de este confidente, que ahora descubre los encantos de Juan Manuel Santos, sucesor de Uribe, otro presunto criminal de talla aznariana, a quien bendice la Iglesia Católica colombiana, sus obispos y cardenales. Faltaría más. El Dios de Benedicto XVI siempre estuvo del lado del los genocidas.

http://www.hchr.org.co/documentoseinformes/informes/altocomisionado/informes.php3?cod=13&cat=11

Garzón presume y blasona de perseguir ese infame delito, apoyado por miles de inocentes familias de asesinados y desaparecidos en Chile, Argentina y España; parece estar dotado de una especial capacidad para desmarcarse de las condenas por tortura en su propio país, así como un muy sospechoso concepto sobre la credibilidad de un estado como el de Colombia, cosa que no es de extrañar, habida cuenta de los `procesos que ha ido abriendo contra pacíficos ciudadanos, por la simple sospecha o, en el colmo del cinismo, de su convicción moral. Sería muy oportuno que Garzón declarase dónde radicó su confianza y convicción moral: ¿en los informes de Amnistía Internacional o en los de la Policía de Uribe? Velasco no puede presumir de nada, a menos que recite de memoria las Leyes Fundamentales de Franco, que el actual rey, por cierto, juró ante un crucifijo y la Biblia.

http://www.amnesty-international-audio.fr/spip.php?article989

Una moral muy particular, la de Garzón. Para qué hablar de la carta que dirigió al magnate Emilio Botín, solicitando del Banco de Santander más de 300.000 dólares para organizar un cursillo en EEUU, que pomposamente titulaba Seguridad Jurídica y Derechos en Iberoamérica ¿Acaso no hubiera sido más correcto organizarlo en la propia Colombia, para que el jurista fuera testigo directo de lo que pretendía? ¿O es que en esa nación tal vez fuese más arriesgado? ¿Tendrá Garzón en su cartera un programa parecido, esta vez suplicando a Caja Madrid, acerca de la Inseguridad Jurídica en Europa? ¿Será capaz de liarse la toalla de la dignidad a la cabeza y montar en la UIMP un curso magistral sobre La Tortura en España, que tantas veces han denunciado los Relatores de Naciones Unidas? Puesto a dar ideas, le brindo a Velasco una estupenda, cual es organizar, junto a Buenafuente y Wyoming, un cursillo sobre el Trato Inhumano a los Televidentes, financiado en Sicilia por Esperanza Aguirre.

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/16/espana/1260993454.html

Garzón, al que apoyan esos miles de dolientes familiares de victimas del terrorismo de Estado, se dedicaba, mucho antes de preparar el estreno de su obra Franco y sus crímenes, a conceder crédito a un delincuente tan peligroso como a Álvaro Uribe. Y es que el pánico del PSOE ante las próximas elecciones es tan cerval, que han tirado de él para que le siguiera toda la izquierda oficial, en un patético intento por responsabilizar del neo franquismo reinante, únicamente al PP. Pero los socialistas tienen también su cuota de responsabilidad. Han estado remisos, desde que Felipe González afirmara que “Franco no fue un dictador, sino un militar autoritario”, no sólo a devolver la dignidad a las víctimas de la dictadura, sino a negarse en redondo a denunciar como ilícita la Ley de Amnistía de 1979, o a solicitar del monarca, como sí hizo ERC en Catalunya, a que condenara el genocidio de Franco. Velasco, mejor no opina sobre esas cuestiones.

¿Daria Garzón el mismo crédito a la justicia cubana, si esta demandara la extradición de los delincuentes Carlos Alberto Montaner y Armando Valladares, que se pasean tranquilamente por medio mundo, o del terrorista Luis Posada Carriles en Florida? ¿Atendería las demandas de la familia del periodista español José Couso, asesinado impunemente en Irak por los criminales mercenarios del ejército yanqui? En el primero de los supuestos, tengo la convicción intelectual de que Velasco llamaría de inmediato a Yoani Sánchez, a Fariñas, a las Damas del Cheque en Blanco y a Gloria Estefan.

Qué coherencia la del ciudadano Garzón, con varios sumarios abiertos por colegas de su misma ideología. Qué eficacia profesional la suya, que no logró el procesamiento (sabiéndolo de antemano) de Pinochet y Videla. Qué deontología tan especial la de Velasco, qué sentido tan elevado de su ética profesional, equiparables sólo a las de aquellos sus colegas del Tribunal de Orden Público (hoy Audiencia Nacional), que firmaron sentencias tan aberrantes como la que pende hoy sobre la ciudadana Remedios García Albert.

Albergo la sospecha razonable de que ambos jueces se hallan, profesional, humana y éticamente en las antípodas de un experto con sentido de la responsabilidad y verdadero talante democrático. Dotes y virtudes que distinguieron a juristas desgraciadamente desaparecidos, como el juez Joaquín Navarro Esteban o el fiscal Jesús Chamorro. Ninguno de ellos, en su caso, hubiera aceptado como válidas las informaciones manipuladas mil veces por un gobierno como el de Uribe.

¿Qué justicia es entonces la que se defiende? ¿La que exige un asesino como Uribe? ¿La que demanda una policía corrupta y criminal? ¿La que debería anular todas las sentencias del franquismo? ¿O la que criminaliza falsamente a los ciudadanos que anhelan la paz?

Garzón, Velasco, Grande Marlaska, Del Olmo, Murillo, Varela, y hasta un estudiante de primer curso en una facultad de derecho, saben que el terrorismo de Estado, las detenciones ilegales, las leyes ilícitas, se oponen frontalmente a eso que llaman justicia.

Y si un profesional del derecho da credibilidad a un gobierno que consiente y promueve, alienta y practica ese tipo de barbaridades, como es el colombiano, es porque actúa bajo la presión de una dictadura, por miedo, por cobardía o por la infame y jamás justificable obediencia debida, o por inconfesables razones de esconde bajo la toga.

Fuente original: http://www.kaosenlared.net/noticia/124907/existe-justicia-caso-remedios-garcia-albert

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