viernes, 22 de agosto de 2008

¿Usted perdió la memoria o la vergüenza, señor Solana?

J.M. Álvarez

¿Usted perdió la memoria o la vergüenza, señor Solana?

23:59h. del Miércoles, 20 de agosto.

El Alto representante de la Unión Europea (UE) para Política Exterior, Javier Solana ha calificado de acto “indigno y bárbaro” un ataque de los talibanes en Afganistán donde murieron diez soldados franceses de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF). Solana dijo que los militares servían a la libertad y la “democracia” y envió a las familias de los fallecidos sus condolencias, además de mostrarse solidario con víctimas y heridos.

Javier Solana-, que no hace mucho exhortó a Cuba a cambiar la democracia popular por la “democracia” de los millonarios- fue calificado por Fidel Castro como padre teórico de la independencia de Kosovo, y “vocero de las armas y la guerra". El Gobierno cubano exigió en su día que este tipo fuera juzgado como criminal de guerra, por su responsabilidad en el conflicto donde la Alianza Atlántica (OTAN) agredió a Serbia por la cuestión de la provincia separatista de Kosovo. Preguntada Carla del Ponte (ahora ex fiscal del Tribunal Penal Internacional), sobre los crímenes cometidos por la OTAN durante el conflicto, respondió que no iba a abrir causa alguna contra la organización militarista, es decir, Occidente tenía, y pretende seguir teniendo, patente de corso para matar. Así es la justicia capitalista. Así son sus servidores.

Nuestro hombre, antes de hablar de indignación por la muerte de diez mercenarios, cuyo “trabajo” consiste en matar a sus semejantes, debería hacer un ejercicio memorístico, pero sospecho que se negaría en redondo; por tanto le voy a refrescar la memoria: Siendo Solana Secretario General de la OTAN, recibió la orden de Washington de atacar a la, por entonces, República Federal de Yugoslavia, lo que llevó a cabo en la noche el 24 de marzo de 1999 sin que todos los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU tuviera conocimiento de ello. Los bombardeos de la OTAN duraron 78 días, los aviones de combate efectuaron 38.000 misiones y no distinguieron objetivos militares de civiles, destruyendo, a propósito, puentes; carreteras; refinerías; centrales eléctricas, embalses de agua etc., etc., etc.

La OTAN bombardeó el centro Belgrado que, por lo visto, debía ser objetivo militar. Posteriormente, hizo lo propio en la localidad de Aleksinac donde fueron atacados edificios civiles y repitió la táctica en Prístina. Los aviones destruyeron un tren de pasajeros en movimiento, cerca de la frontera de Bulgaria, así como autobuses civiles interurbanos llenos de pasajeros, y deshicieron dos columnas de refugiados que eran transportados en camiones. Un hospital, una residencia de ancianos y la Televisión serbia tampoco se libraron, ni siquiera la embajada china escapó de la barbarie genocida. Miles de instalaciones civiles fueron destruidas, mientras el Ejército yugoslavo apenas sufrió daños, como pudo comprobarse al retirase de Kosovo. Demasiados “errores” para ser creíbles, demasiados actos criminales para que algunos se paseen libremente por la calle.

Recién terminada la guerra, la OTAN del hoy indignado Solana, se negó a informar al Gobierno serbio, dónde había lanzado miles de bombas de racimo que no habían explotado lo que suponía un enorme riesgo para los ciudadanos en general, y que estuvieron desperdigadas durante años en ese país. Estas son las brillantes credenciales del antiguo ministro de cultura español, ex Secretario General de la OTAN. ¿De cuántos crímenes podría ser acusado este señor, que califica de bárbaros a quienes combaten a unos soldados que llevan cometidas innumerables atrocidades contra la población civil afgana?

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